Después Del Baño Con Burbujas

El baño con Kaede se sintió dulce y fue muy relajante además de ser lo más estimulante que hemos vivido en mucho tiempo.

— El dulce Yuya-kun habitual es maravilloso, pero el Yuya-kun en modo lobo también es maravilloso. Me encantan especialmente las malas palabras que me susurró al oído mientras tú…

— ¡No dejaré que lo digas! ¿¡Cómo te atreves a decir eso antes de que nos vayamos a la cama!?

Justo cuando estaba a punto de terminar de prepararme para acostarme, Kaede arruinó mi monólogo una vez más… ¿¡Por qué te estas tomando la molestia de interrumpirme nuevamente!?

— Porque… Yuya-kun es tan guapo y creo que es muy malo cuando dices cosas como “Eh, Kaede. Tu cara parece estar roja, pero... ¿por qué?”, ¡en mi oído! Además de eso, seguías preguntándome cosas que me molestaban… ¡Yuya-kun es un idiota!

— ¿¡EH!? ¿¡Por qué dices eso!?

La razón por la que quería susurrarle al oído en primer lugar era porque la reacción de Kaede era tan linda, ¿sabes? Ella negó con la cabeza en un “no, no, no”, pero su rostro se puso tan rojo como una manzana madura cuando me susurraba, lo que me hacía feliz.

Normalmente, se burlaba de mí y luego se pegaba agresivamente a mí, pero en momentos como este, instantáneamente se callaba como un gatito y ronroneaba con una voz linda, lo que dificultaba razonar con ella.

— ¡Sí, sabía que te estabas divirtiendo! ¡Mouu, Yuya-kun es diabólico! ¡Eres muy lascivo! ¡Por favor, no uses palabras como esa con tu hermoso rostro!

— Okey. Si Kaede insiste, no lo volveré a hacer… Lo siento.

— ¿Eh…? ¿Vas a dejar de hacerlo?

Como Kaede no quiere que lo haga, no lo volveré a hacer. No quiero hacer nada que a Kaede no le guste. En cuanto a mí, sería una pena que ya no pueda escuchar la linda voz de Kaede, pero dejaré de susurrarle al oído.

— Eh, no… ¿No aceptaste mi replica demasiado un poco pronto…? Umm, digo, también me gusta que Yuya-kun me susurre al oído, o más bien me encanta… así que, ¡por favor no te detengas!

— No pude escuchar bien al final porque estabas susurrando… ¿Qué quieres que haga, Kaede? ¿Quieres que pare? O… ¿no quieres que me detenga?

Kaede gimió y gruñó. Lo siento, pero fue muy lindo verla luchando con sus mejillas hinchadas hasta el límite, teñidas de rojo.

— ¡No, por favor no te detengas! Mou, Yuya-kun, ¡eres tan malo! ¿¡Cómo te atreves a hacerme decir eso antes de irme a la cama!? ¡Y no hice ningún ruido lindo! ¡Por favor deja de manipular mi memoria!

— No, no, Kaede. ¿Ya olvidaste lo que pasó en el baño? Si dices algo como “Yuya-kun, me gustas”, mi racionalidad se extinguirá en un instante.

— ¿¡Ah!? ¡Yuya-kun, idiota! ¡Estoy tan avergonzada, por favor no me lo recuerdes!

Kaede gritó y me golpeó con una almohada. Quería que se detuviera porque dolía muchísimo, pero pensé que era lindo que se sintiera avergonzada de que su rostro se pusiera rojo, por lo que no tuve ningún inconveniente.

— ¡Está mal que digas cosas tan extrañas, Yuya-kun! ¡Vamos, es hora de ir a la cama! ¡Por favor, metete debajo de las sábanas!

¿No fue Kaede quien dijo algo antes y ahora se arrepiente? Lo pensé, pero en silencio me metí debajo de las sábanas con ella sin decir nada. Entonces, por supuesto, Kaede se inclinó cerca de mí y puso su cabeza sobre mi pecho.

Kaede me miró con los ojos. Entendí lo que ella estaba insistiendo en silencio. La abracé fuerte y suavemente como me pidió.

— Jejeje, así es como debería ser cuando duermo. Estoy cubierta en los suaves y lindos brazos de Yuya-kun. Estoy tan feliz.

Kaede también envolvió sus brazos alrededor de mi cintura para aumentar la cercanía mientras se acercaba a mi rostro caliente. El dulce aroma de canela que se había hundido en su cuerpo desde el baño me calmó.

— Buenas noches, Yuya-kun. Te amo.

— Buenas noches, Kaede. Yo también te amo.

Creo que dormiré bien esta noche.

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